martes, 2 de diciembre de 2014

Labrándose una reputación. Parte 4. En la Guarida del Ogro


Kender se movió como una sombra entre los troncos y rocas que había en la ladera de la colina. Ya había despachado a cuatro goblins que estaban vigilando desde las alturas. Scagortles le seguía de cerca rematando algún enemigo vivo. Ambos se detuvieron detrás de un arbol caído, a una docena de metros de la trinchera superior, llena de rocas. Era el momento del asalto final. Kender no dudó, saltó de su posición y se lanzó a por los goblins, seguido torpemente por el mediano. Su estoque se abrió camino entre ellos que desconcertados ni siquiera pudieron dar la voz de alarma. Pero eran demasiado goblins y no pudieron evitar que se diese la voz de alarma. Al menos los habían neutralizado....

Un rugido salió de la cueva y la marabunta de goblins entró corriendo a la caverna. Era el momento de aprestarse. Ashur rezó a su dios, el poderoso Naxximandrias que todo lo ve, en busca de ayuda. La respuesta llegó en forma de escarabajo volador. Los designios de Naxximandrias eran extraños a veces. Imrahil aumentó mágicamente su tamaño y se rodeó de una armadura mágica para afrontar el combate. Pero fue Bunk quien, por sorpresa, rompió la formación y se lanzó a la carrera hacia la entrada de la cueva, dejando a un lado el árbol lleno de cadáveres en descomposición.


El ogro apareció de la oscuridad rugiendo mientras el guerrero se lanzaba sobre él con el escudo en alto. Los ojos diminutos y llenos de maldad de la criatura se posaron sobre aquella molestia, ignorando al escarabajo volador que le hostigaba y alzó su clava llena de pinchos para aplastarle. El golpe fue brutal, el escudo de Bunk estuvo a punto de hacerse pedazos y su brazo, piernas y espalda crujieron crispados por el impacto. Pero había conseguido detener el golpe del ogro.



Grisnakh apareció aullando a su derecha, una montaña de músculo, piel de oso y un hacha gigantesco. El tajo fue salvaje y brutal y a punto estuvo de llevarse la pierna del ogro por delante. La criatura trastabilló sorprendida, dolorida y enfurecida, abalanzándose contra la nueva amenaza e ignorando la resto de enemigos que no podían traspasar su armadura de pieles.

El semiorco trató de esquivar la embestida del ogro pero el golpe fue salvaje. Las púas del gigantesco arma traspasaron su piel de oso y se clavaron en el costado. Grisnakh trastabilló unos pasos pero su furia le hizo recuperar la fuerza y dio un salto hacia adelante. El hacha trazó un círculo sobre el cuerpo del ogro y hedió su cabeza, partiéndola en dos. La mole se derrumbó cubriendo a todos de sangre.

El combate había sido fulgurante, Grisnakh trataba de recuperar el aliento, mientras Bunk estiraba su brazo dormido por el golpe. El ogro yacía inerte a sus pies, muerto. Habían conseguido la victoria. El ruido de la pequeña horda goblin que chillaba y parloteaba dentro de la caverna les sacó de su ensimismamiento. Tenían la cabeza del ogro, era la hora de acabar con aquella plaga....

Unas horas después los aldeanos celebraban la gran victoria de los aventureros. Desde luego aquellos lugareños no olvidarían jamás sus nombres.

No hay comentarios:

Publicar un comentario