jueves, 11 de diciembre de 2014

En la mazmorra




La vuelta a Segunda Oportunidad tras derrotar al ogro fue un pequeño paseo triunfal. La sensación de haber hecho algo bueno por los aldeanos, y ganar cierto dinero por ello, se mezclaba con el hecho de haber derrotado a toda criatura que se les había puesto por delante. De camino al pueblo Bunk se despidió de ellos y tomó el rumbo a Encrucijada, la gran ciudad que funciona como el corazón de las Tierras del Ocaso
.


La ciudad les esperaba con una pequeña sorpresa, una flota fondeaba cerca del puerto del castillo, con un amplio campamento militar en torno a la fortaleza. Para evitar problemas decidieron rodear y entrar por otra puerta de Segunda Oportunidad.Cuando el grupo cruzó las puertas de El Foso, recibieron una cálida bienvenida de los parroquianos: cervezas gratis, canciones y reconocimiento. Segunda Oportunidad era una ciudad de buscavidas, pero los buscavida reconocían los logros de los suyos.

Quienes nos se unieron a la fiesta fueron los soldados que estaban allí. Venidos del otro lado del río y de la otra punta del Reino de Aldien: La Tierra de los Caminos. Embarcados en una misión de conquista incierta y rodeados de, lo que ellos consideraban, chusma. El desprecio, el alcohol y una taberna infecta en la frontera siempre acaban mal. Cuando Ashur trató de razonar con ellos y acabó con una copa de vino derramada en su cabeza, la pelea se hizo inevitable. Con resultados nefastos para los soldados, por supuesto. Ashur sacó a pasear su escudo dejando a varios inconscientes, Imrahil hizo lo propio con su bastón (y sin necesidad de hacerse gigante) y Kender derribó a varios soldados con sus acrobacias. El resto de convencinos del foso hicieron lo propio, especialmente el guardaespaldas de Zarzuk Straki quien apaleó con gusto a sus rivales.

Una vez pasada la resaca de la pelea, y de la borrachera nocturna, llegaba el momento de definir su siguiente movimiento. Imrahil les recordó que todavía quedaba un misterio por desentrañar sobre el mapa de Ipsolium. Se trataba de la magia nigromántica. 

"Quizás sea el templo que busco", dijo Ashur mirando al infinito
"Quizás haya tesoros", pensó Kender mientras miraba su bolsa. Nunca estaba lo suficientemente llena.

No había más que decir........

El viaje hasta la localización del mapa fue bastante sencillo. De nuevo cruzaron los campos al norte de Segunda Oportunidad, tierras de labranza, praderas y pequeños bosques. Un desvío al lado del camino, un rodeo sobre una colina y un valle donde un pequeño y antiguo templo de forma piramidal aguarda pudriéndose con el paso de los tiempos. Un templo dedicado a los Antiguos.

Tras un primer rastreo a fondo, todo parece en orden en el templo. El interior está abandonado. Sólo hay un pequeño altar en el cetro, justo bajo el vórtice de la pirámide. Pero nada más. Aunque algo no cuadra. Imrahil invoca la magia y detecta lo que parece ser una entrada secreta, justo en el lado en el que el lado de la pirámide se apoya sobre la colina. Una puerta siempre guarda algo...... y también está protegida.

Ashur, impulsado por su búsqueda mística, da una patada al panel de piedra que cruje, sisea y envuelve al grupo en una llamarada. Afortunadamente Kender e Imrahil se hacen a un lado y Naxximandrias parece bendecir a su pupilo, que milagrosamente se aparta como sus compañeros, evitando gran parte del impacto.

"Bien", murmura el sacerdote, mientras sus compañeros le lanzan una mirada asesina, "la puerta está abierta".


El interior es menos halagüeño. Un corredor angosto que va hasta otra puerta de metal. Excavado en la roca se ven ocho pequeños nichos cubiertos por tierra más reciente y no ladrillo sólido. La puerta de metal parece unida mágicamente a estos nichos. Pero lo que más les perturbaba es el símbolo del buitre que luce sobre la puerta. Se trata de un culto a Astaroth, el Antiguo conocido como el viajero, dentro de su encarnación de El Señor de la Muerte. Nigromancia.

Kender desactiva el mecanismo-trampa de la puerta pero no puede evitar que el hechizo se lance. Tal y como sospechaban de los nichos salen varios muertos reanimados, esqueletos y la puerta de entrada se bloquea. Ashur da un paso adelante, invoca el poder de Naxximandrias....... que decide no darle su gracia en ese momento. No queda más que luchar, aunque los esqueletos parecen lentos y torpes. Tanto Ashur como Imrahil consiguen derribarlo con facilidad. La habilidad de Kender ha impedido que más esqueletos se reanimen y finalmente la puerta se abre, dando paso a una cripta....

Un gran altar preside la habitación, con el símbolo del Señor de la Muerte y varias runas a su alrededor. Encima del altar se encuentra una cabeza semipodrida y todo indica que es un objeto mágico para hablar con los muertos. Pero Imrahil ve que el altar tiene una conexión con dos sarcófagos hoornamentadosituados al fondo. Guardianes no muertos sin duda. Han llegado hasta aquí, ¿se atreverán a ir un poco más?

No lo dudan. El hechicero elfo toca el altar y se activa el mecanismo mágico, los sarcófagos se abren y dos esqueletos surgen de su interior. Pero no son como los anteriores, parecen más inteligentes... y más armados. Uno de ellos está fuertemente blindado y porta una espada y un escudo. El segundo, que apenas lleva armadura, blande dos espadas con bastante destreza.

Esta vez la voz de Ashur se alza en la cripta y el poder de Naxximandrias se materializa entre los presentes, mientras su energía luminosa comienza a destruir a los campeones esqueletos, que se lanzan a la carga. Ashur intercepta al guerrero blindado y se enzarza en un intercambio de golpes letal. El sacerdote comienza a flaquear.

No le va mejor a Imrahil que, tras hacerse gigante, empieza a recibir golpes del ágil esqueleto que danza a su alrededor. Kender, con un arma que no parece hacer daño a estas criaturas, se ve obligado a interceptarlo y ambos intercambian estocadas dándole un respiro al hechicero, lo suficiente para invocar a Sirius, su perro demoniaco. 



A pesar de esto, el combate empezó a desequilibrarse para los muertos en vida. Ashur rezó de nuevo a su dios, que le bendijo llenándole de fuerza y reponiendo sus heridas. Con vigor renovado, y a pesar de que su rival seguía atacándole con fuerza, invocó una plegaria y notó como Naxximandrias le llenaba de energía purificadora. 

"EL CAOS ES VIDA" rugió mientras un halo de luz salió de su mano y golpeó a los dos esqueletos, debilitándolos. Ashur consiguió derribar a su rival y Imrahil consiguió abatir al otro esqueleto con la ayuda Kender.

El silencio cayó sobre la cripta. Había estado cerca. Pero habían vencido a los esqueletos.

Imrahil invocó la magia del altar y las fuerzas nigrománticas despertaron a la cabeza. Que resultó ser la de Dhablas  , el hombre al que robaron el pergamino por orden de Ipsolium. Entre estertores de muerte y amenazas, Dhablas les cuesta su historia. Él era un buscador de tesoros y se encontró con los diarios de un viajero que hablaban de tierras lejanas, grandes peligros y tesoros. Encontró tres diarios, uno de ellos era el que le habían robado, otro hablaba de un poderoso libro nigromántico y un tercero de un arma sagrada que protegió al reino de la no-muerte. Según la cabeza muerta, los Straki enviaron a los goblins a por los diarios, pero en ese momento sólo tenía dos en su casa. Así que los gnomos se habían hecho con dos diarios que, al parecer, habían vendido a los nigromantes. Estos le torturaban porque necesitaban la información del Libro, pero Dhablas había perdido ese pergamino hace mucho tiempo.

Finalmente Ashur le dio el descanso eterno a Dhablas e Imrahil se hizo con el tesoro que encontraron en la cripta: un báculo con poderes nigromantes debilitadores.

Demonios y nomuertos........... ¿qué estaba pasando en Segunda Oportunidad?





No hay comentarios:

Publicar un comentario