La figura se alzaba amenazante en la oscuridad apuntado a Kender con un arco. El pulso le temblaba un poco y apenas levantaba un metro de altura. Cuando Imrahil llegó al lugar y se vió en inferioridad numérica, sus nervios se dispararon. El mediano se presento como Scagortles "el ladrón" y afirmó, repetidas veces, que no quería problemas. Kender e Imrahil le convencieron de que no querían tampoco problemas y llegaron a un tregua.
Mientras registraban la casa de Dhablas, Scagortles les contaba que él no sabía a quién pertenecía aquel lugar, pero que llevaba semanas persiguiendo a una banda de goblins saqueadores por la zona para hacerse con las sobras. Al parecer los goblins habían sido expulsados de las colinas cercanas por un ogro errante y se dedicaban al pillaje contra los campesinos, que no contaban con ninguna ayuda y habían puesto una recompensa a quién acabase con sus problemas.
Tanto Kender como Imrahil utilizaron sus artes para registrar la casa. Allí había restos de magia, restos de un ataque y restos de un asesinato. Pero ninguno de los tres parecía tener relación. Por supuesto allí no había el pergamino que buscaban y Scagortles decía que, en su abultado fardo, no tenía nada parecido a eso, pero si algunos objetos de valor. Para mostrar su buena fe y para sobrevivir, se comprometió a servirles de rastreador en la búsqueda de los goblins.
Mintiese o no, era su única baza, así que al día siguiente se pusieron en marcha. Durante un par de jornadas fueron abandonando las tierras llanas y más o menos civilizada para internarse en una zona de colinas boscosas. Scagortles parecía seguro de sí mismo y no tardaron de comprobar que tenía razón. Apenas entraron en el bosque escucharon unas voces guturales. Un pequeño grupo de goblins discutía en torno a un campamento. Sin preocuparse de hacer guardia, no tardaron en caer en una emboscada. Las flechas de Kender acabaron con la mayoría mientras que Imrahil usó su magia para derribar el resto. Pero aquellos goblins no tenían el pergamino.
Decidieron seguir adentrándose en el bosque. Kender, ataviado con una capa élfica que le hacía prácticamente invisible en ese entorno, fue detectando y asesinando fríamente a todos los centinelas goblins que encontró. Se iban acercando al campamento de sus enemigos.
Finalmente no pudieron evitar ser detectados y en un cerro, se prepararon para el combate. Un centinela dió la voz de alarma y lo que parecía ser una banda goblin comenzó a acercarse. Kender rápidamente escaló por la pared y se posicionó como francotirador. Imrahil y Scagortles también se parapetaron, listos para el combate con magia.
Media docena de goblins surgieron de la espesura, con pinturas de guerra y liderados por una criatura que portaba una gran maza. Kender trató de derribarlo con su arco, pero sólo pudo llamar su atención y el lider goblin comenzó a trepar en busca del semielfo, seguido por varios miembros de su horda. El resto cargaron contra el hechicero y el mediano.
El goblin de la maza trepaba rápidamene a pesar de las flecha que Kender había conseguido clavarle y llegó a su altura. El semielfo era mucho más ágil, pero no consiguió evitar su maza que le impactó con fuerza en el rostro. Su rival estaba malerido pero era muy fuerte, así que Kender tomó una decisión arriesgada. Se agarró al lider goblin, dió una voltereta en el aire y lo arrojó al vacío para luego agarrarse, por los pelos, a un saliente de la roca. Mientras el resto de goblins que subían por la piedra se quedaron confundidos.
Al pie del risco, Scagortles no dejaba de desperdiciar flechas e Imrahil veía como su magia no era lo suficientemente poderosa para abatir al grupo, así que optó por probar algo más poderoso. Blandió una varita y con una palabra de mando, convocó de las profundidades del abismo a un demonio en forma de perro que de inmediato comenzó a atacar a los goblins y dio buena cuenta de ellos. Esto dispersó por completo a la horda que finalmente acabaron sucumbiendo uno a uno.
El resto, es historia. Un registro del campamento, repartición del botín y confirmar que el pergamino que buscaban estaba en manos de los infectos goblins. Se trataba de un diario de viaje que hablaba de tesoros olvidados y peligros en las tierras donde "la muerte camina".
El camino de vuelta a Segunda Oportunidad no tuvo mayor historia e Ipsolium pagó lo acordado por el trabajo. 100 monedas de oro a Kender y un mapa a Imrahil en le que se indicaba dónde se habían lanzado hechizos de invocación y de nigromancia los últimos tiempos.
Claro que había dudas que resolver: ¿quién había matado a Dhablas?, ¿qué ocurriría con los campesinos, los goblins y el ogro?, ¿quiénes eran los misteriosos jinetes elfos?. Además el mapa de Imrahil indicaba que se había utilizado magia prohibida en un lugar cercano, magia nigromántica y magia abisal.
Y también estaba el contenido del diario....
Pero como se suele decir, esa es otra historia.
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