miércoles, 27 de agosto de 2014

La primera misión. Parte 2: En busca de un pergamino

Imradhil y Kender no tardan de encontrar la tienda de magia de Ipsolium, escondida en una de las infectas callejas portuarias de Segunda Oportunidad. La tienda está atestada de docenas de objetos de naturaleza estotérica, y sobre todo objetos de alquimista. Imradhil detecta una estante con pociones y Kender también se fija en las cosas valiosas guardadas tras la mesa. Unos segundos después, reparan en el mago Ipsolium.




Barba de varios días, pelo blanco desaliñado, vestido de manera desordenada y..... sin extremidades inferiores. Ipsolium es un mago tullido, sin piernas. Apenas empiezan a charlar y descubren el cinismo y la resignación del hombre. Aventurero, probablemente un mago de poder, que ahora malvive en la frontera trabajando para los Straki, sin poder recuperarse de sus heridas permanentes.

La misión que ofrece Ipsolium es bastante sencilla. Deben buscar a un hombre llamado Dhablas, que vive a un par de días de la ciudad. Dhablas tiene un documento, un diario de un viaje, que Ipsolium quiere recuperar. Ese hombre parece ser un mago, por lo que las habilidades de Imrahil y Kender son necesarias. Ipsolium ofrece una recompensa de cien monedas de oro más todo el botín que encuentren allí. Algo que parece justo a Kender pero Ipsolium decide probar suerte y le pide al mago información sobre invocaciones y usos de magia dimensional en los alrededores de Segunda Oportunidad. Hay trato. Antes de que se vayan Ipsolium les facilita unas pociones mágicas, "por los viejos tiempos". A nadie se le escapa que las pociones de curación valen más que toda la misión.

El viaje comienza de inmediato y trascurre más o menos sin incidentes.  Aunque todos saben que las Tierras del Ocaso son muy peligrosas y sin civilizar, la zona en torno a Segunda Oportunidad es la más segura. Conquistada doce años atrás y colonizada hace ya cinco. Caminos trazados, pequeñas aldeas y viajeros que se meten en sus asuntos. El único incidente destacable fue el encuentro con un grupo de jinetes elfos, que pasaron de largo tras comprobar la identidad de Imrahil.

Finalmente llegan a su destino, para comprobar que las cosas no van como debieran. La casa en la que supuestamente vive Dhablas, ha sufrido un asalto. Sus paredes, sus puertas, todo está destrozado. ¿Qué habrá podido pasar? ¿Quién ha sido?

Kender decide acercase a investigar pero no alcanza la mitad del camino cuando ve una figura que se escabulle. Al verse acorralado, el merodeador se parapeta tras la valla y apunta a Kender con un arco. 

Un grito rasga la noche¡Quieto o disparo!


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