lunes, 2 de febrero de 2015

Pestilencia- Parte 2




La horda de hombres rata cargó en el oscuro callejón, lanzando estocadas con sus puñales y mordiscos con sus babeantes bocas. Ashur prácticamente se vio sepultado por la oleada de hediondas bestias, pero su defensa a ultranza permitió que Kender danzase entre las alimañas derribándolas con su espada y Grisnakh sencillamente se dedicaba a destrozarlas con su hacha. A pesar su increíble superioridad numérica no parecían rival para ellos.


Fue Imrahil quien dio la voz de alarma mientras Sirius, su perro demoniaco, contenía a las bestias que le acechaban. A sus espaldas el licántropo se había recuperado comenzaba a transformarse y una niebla pestilente lo empezó a cubrir todo, dificultando la visión. No había duda: "¡Lanzador de hechizos!".

"¡Dividámonos!" grito Kender mientras tomaba una poción de clarividencia. Ashur lo protegía con su escudo mientras sus plegarias a Naxximandrias tomaban forma física: un santuario de luz lo comenzó a rodear. El semiorco gruñó y se lanzó con un rugido contra el hombre-rata mientras Imrahil lanzaba un sortilegio que agrandaba a su compañero.

Grisnakh se dedicó a hacer pedazos, literalmente, al hombre conocido como Brank. Kender saltó sobre los hombres rata con una agilidad sobrehumana y se lanzó a la carrera al fondo de la calle blandiendo su espada. Lanzó una estocada que parecía hendir el aire y ensartó un cuerpo que se materializó de la nada. Una rata humana cubierta de harapos. 

La pérdida de su chamán y de su líder acabo con la combatividad de los hombres ratas que ni siquiera pudieron huir. Sirius dió buena cuenta de ellos. La calle volvió a la tranquilidad, con todas las criaturas muertas.....

Unos minutos después Ricker escuchaba su historia en la fortaleza. Punto por punto relataron lo ocurrido, como aquella criatura había sido pagada por los Straki para asesinar a su señor. El comandante les creyó e instó a Logfrem a actuar, pero el gobernador local no puso más que excusas. Anterioremente había rezongado contra la influencia de los Straki pero ahora parecía temeroso de su ira. O trataba de ganar tiempo.

El caballero no lo dudó y dio órdenes precisas para que sus hombres entrasen en la ciudad y quemasen la guarida de los Straki como represalia. El gobernador no pudo hacer nada salvo tragarse su bilis y su cobardía. Ricker ofreció al grupo participar en el combate y les prometió que recuperaría los pergaminos y cualquier otro tesoro que necesitasen.

Tras descansar el resto de la noche, la partida de guerra se puso en marcha al amanecer y descendió a la ciudad.  Scargortles, el mediano ladrón, interceptó al grupo y les contó la historia de que Ipsolium había sido secuestrado por los Straki y que necesitaban su ayuda. Algo iba mal. El mediano mentía descaradamente y comentió el error de contradecirse.

No hubo piedad. Mientras los caballeros descendían a la ciudad, Scagortles contó todo lo que había ocurrido: él había informado a los Straki de todo y habían huído antes del asalto, dejando atrás a uno de los hermanos, Tordak, para tender una emboscada al grupo como represalia final. Se ofreció a ayudarles. Pero no pudo ir más allá, la daga de Kender le degolló mientras farfullaba sus últimas palabras: "soy altamente corruptible".

A pesar de las mentiras del mediano, no podían dejar a Ipsolium, su único aliado en la ciudad, a merced de los gnomos mafiosos. No tardaron en localizar la casa y Kender se inflitró para descubrir que Tordak no estaba sólo. Le acompañaba una criatura parecida a un trasgo musculoso, con una mirada llena de odio y agudos sentidos: un bugbear.


Mientras el semielfo esperaba a que Tarduk diese algún paso, Ashur e Imrahil entraron en la casa y se enfrentaron a la criatura. Confiada se lanzó sobre el clérigo y el hechicero, sólo para desubrir horrorizada como los efectos del Báculo Marchitante de Imrahil: la criatura se fue consumiendo a cada golpe hasta finalmente morir.

Aprovechando la situación Kender atacó al gnomo asestándole un golpe casi mortal, pero no lo suficiente para matarlo. Acorralado, Tordak jugó su última baza: utilizó una piedra elemental para invocar a un monstruo de llamas. Ante este inesperado acontecimiento Kender se puso a la defensiva mientras Tordak trataba de huir, pero Imrahil y Ashur se icorporaron al combate y consiguieron reducir a la criatura: estaba hecha de fuego pero era mortal.

Si nada que le detuviese, Kender mató sin piedad al gnomo. Ya sin enemigos descubrieron que Ipsolum si estaba en la habitación de al lado prisionero. El mago estaba agradecido, pero también deprimido, los Straki tenían sus libros de conjuros y por eso trabaja para ellos. Ahora que Segunda Oportunidad había sido librada de su influencia, sería prácticamente imposible conseguir su grimorio.

Efectivamente no quedaba nada de los Straki en la ciudad puesto que Ricker y sus hombres habían quemado la casa fortificada donde vivían. Se habían desehcho de varios matones y hombres de los gnomos, pero no habían encontrado a ningún Straki. Al parecer habían huído en la oscuridad por barco. También se habían llevado prácticamente todo lo que había de valor salvo un cofre con oro, que fue entregado al grupo.


A pesar de que sólo un Straki había muerto, parecía que Segunda Oportunidad respiraba por fin libre de su yugo. Ricker cumplió su parte del trato y recompensó con monturas y armamento a los aventureros quienes tuvieron la oportunidad de conocer a Lord Walhem, el señor de los caballeros de Aldien: apenas un jovencito de 15 años que parecía pensar en aventuras y no en la guerra. Aún así, había un sitio en sus huestes para ellos.

Su tiempo en Segunda Oportunidad había acabado, ¿irían al sur con los caballeros en busca de aventuras en las Tierras de los Gigantes?, ¿buscarían al Inquisidor Halvan en Encrucijada para obtener ayuda contra los nigromantes? ¿O su camino les dirigiría a Puerto Ahorcado, tras la pista de los demonistas?



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