lunes, 20 de octubre de 2014

Labrándose una reputación. Parte 1: Todos necesitan un aventurero

Imradihl mastica su hierba tranquilamente en El Foso. Ha descubierto que aunque en Segunda Oportunidad las convenciones sociales son muy laxas, sigue habiendo un gran respeto a los elfos. Así que a pesar de estar en medio de una bulliciosa taberna, puede dedicarse a sus propias reflexiones. Por ejemplo repasa mentalmente una y otra vez el mapa que Ipsolium le ha dado: una invocación demoníaca en pleno río y magia nigromántica en las afueras, en lo que parece un templo olvidado. Quizás necesite algo más que la habilidad de Kender y Scargortles.


Grisnakh se abre paso en la taberna entre las miradas que recibe, tanto por ser un semiorco como por su armadura de piel de oso y su gran hacha. Bien, así no tendrá que hablar con nadie de tonterías y podrá encontrar trabajo rápido. En menos de un minuto y tras un par de preguntas se encuentra ante un gnomo de mirada inteligente que toma notas. Se presenta como Zarzuk Straki y parece ser el que mueve a esta chusma. El gnomo toma nota de su nombre y le promete trabajo. Bien. Grisnakh se gira rápido para volver a sus asuntos pero es interceptado por un elfo con una túnica de viaje gastada.

Ashur pasaría desapercibido en este lugar, un viajero más. Pero el no ha venido a parar a Segunda Oportunidad para pasar desapercibido. El ha venido guiado por Naxximandrias, buscando su templo. Templo. La palabra templo resuena en una conversación que ha captado, entre el semiorco de la piel de lobo y el único elfo del lugar. Hablan de un templo, de una misión, de una aventura. No hay duda ninguna, Naxximandrias provee el camino una vez más. Loado sea en su incomprensible sabiduría.



"Dos por el precio de uno", pensó para sí el hechicero elfo. Sólo quería hablar con el semiorco pero repentinamente se acercó un hombre rubio, desaliñado, con maneras y ojos de loco. El bárbaro de la piel de oso parecía esquivo pero interesado por su búsqueda, el otro hombre decía ser un sacerdote en busca de un templo y parecía saber de lo que hablaba... a veces. Con ellos dos y con algunode los otros dos ladrones quizás pudiesen averiguar algo. En ese momento Imradihl se dió cuenta de que un joven esperaba junto a su mesa con un mensaje de Ipsolium.

Apenas un par de horas en Segunda Oportunidad y ya tenía un trabajo medio asegurado y ahora estaban e una especie de cuchitril lleno de objetos mágicos hablando con un tal Ipsolium. Desde luego aquella ciudad merecía el nombre pensó Grisnakh . Baldur e Ipsolium comentaban algo sobre una invocación demoníaca, ambos parecían interesados pero aquello no significaba que no fuese a sacar algo de dinero por arriesgarse a investigar. Había que buscar un barco en una zona y ver si había algún rastro de los demonistas. Algo fácil. Ipsolium le pareció un buen tipo, más aún cuando les regalo algunas pociones y pertrechos para la búsqueda. Realmente parecía muy preocupado.

Desde luego a Naxximandrias no le gustaban los demonios, ni tampoco los nomuertos. Los primeros significaban el caos descontrolado, el mal y Ashur sabía que el caos era vida, por eso los nigromantes también debían ser purificados. Aberraciones. Ese era el camino que Naxximandrias les había señalado a través de aquel mago de buen corazón y sin piernas. Sea. Cacemos demonios.



Imradihl sabía que necesitaría algo más que músculo y lo que fuera que hiciese el otro loco. Así que fue en busca de Kender, aunque a quien encontró fue a Scagortles, el Ladrón. El mediano iba acompañado con un campesino de aspecto rudo que se presentó como Loddek. Al parecer habían oído hablar de ellos tras abatir a los goblins y necesitaban su ayuda. Loddek les contó que vivían en una aldea justo al borde de las Colinas Goblin que, como su nombre indica, están infestadas por Goblins. Durante años se las apañaron para sobrevivir y expulsar a las bandas de trasgos pero recientemente se han vuelto más violentos y organizados. Un ha aparecido en escena y ha creado bandas guerreras de goblins que les atacan con fiereza y les han aislado. Les pide que maten al ogro a cambio de dinero. 

Tres misiones en muy poco tiempo. ¿Qué hacer? No se puede ir de aventuras sin caballo. Así que toca asaltar las cuadras locales. Grisnakh duda: por la vía violenta o por la vía tradicional. Parece en una encrucijada, como si tuviese que elegir entre ser el salvaje que todos esperan de él o tratar de aferrarse a la civilización. Sus compañeros no se lo ponen fácil, el elfo parece ajeno a este asunto mundano y el humano..... le está volviendo loco por momentos.

"El poder de Naxximandrias nos ayudará", piensa Ashur mientras el semiorco abre la puerta de la cuadra para hablar con el encargado de las monturas. Si, Naxximandrias todo lo puede. "Al suelo", grita Ashur y su voz resuena en la mente del mozo de cuadras como si viniese del quinto infierno, paralizándolo por completo. Sus dos compañeros le miran mientras él coge tranquilamente los caballos. No sin antes desliar unas monedas en la bolsa del maniatado sirviente mientras rie como un loco. 

Kender se despierta con dolor de cabeza. "¿Los elfos no tienen resaca? Una mierda". Pero ha merecido la pena tras la escaramuza, ¿qué digo escaramuza?, la gran batalla contra los goblins. Casi sin darse cuenta se planta frente a cuatro jinetes y reconoce al mediano Scagortles y al elfo Baldur, junto a otros dos desconocidos. "¿Vamos de aventuras? Muy bien". Salta a la grupa del caballo y da la mano efusivamente al tipo con pinta de mendigo y ojos de chiflado. "Vamos a por esos.... ¿demonios? ¿ogros? ¿no muertos? ¡Lo que sea!"

Mientras a unas leguas de allí Bunk decide que se ha aburrido del camino y comienza a deambular campo a través, junto a la orilla del río. Le gusta la soledad....




No hay comentarios:

Publicar un comentario