sábado, 12 de abril de 2014

Pensando en un mundo de fantasía medieval


Como ya he contado anteriormente, sentía que tenía una espina clavada al no poder hacer una campaña de fantasía medieval en condiciones. Aunque es cierto que dirigí varias partidas de El Señor de los Anillos en distintas ambientaciones, me quedé con el gusto de montar una partida en un entorno propio.

Lo cierto es que cuando pienso en un mundo de fantasía medieval pienso en dragones, guerreros, épica y magia. Si y también en Dungeons y en aventuras ligeras. Supongo que todo eso me viene porque me apetece jugar algo ligero tras muchos años de aventuras de tinte socio-político y rollos por el estilo. 

Pero a la hora de plantear un mundo medieval, me vienen muchísimas ideas a la cabeza. Para empezar lo grande de montar un mundo así es que te puedes sentir como Tolkien o ahora como Martin. Puedes crear un mundo desde el principio, desde su origen cosmológico. Puedes inventarte historias, culturas, idiomas, lo que sea. Y eso como Máster me pone, me pone muchísmo.

Por otra parte a la hora de plantear un mundo de estas características también se me plantea un gran reto. El de la coherencia. Lo fácil es escribir una serie de aventuras en las que los protagonistas vayan de reto en reto. Hoy un dungeon, hoy un ogro, mañana el príncipe de los no-muertos y pasado mañana el rey de los magos en su torre. Eso es divertido y no hay porque ir más allá. De hecho se puede construir un mundo desde ese tipo de partidas. Y seguro que es muy completo.

Pero a mi me llama definir algo más. Cada vez que me planteo hacer algo de ese estilo, empiezo a tirar del hilo hacia atrás y al final creo tanto trasfondo que la aventura se ha convertido, sencillamente, en algo anecdótico. Así que plantear un mundo de caracter fantástico medieval y con cierta coherencia es un reto al que me gusta enfrentarme.

¿De qué retos estoy hablando concretamente? Bueno, es muy sencillo. Si diseñas un mundo feudalista al estilo europeo, ¿qué narices pinta una horda de orcos o un gigante de las tormentas? O dragones. Y, ¿por qué tiene que ser feudalista europeo? ¿No puede ser estilo romano, griego o lo que te inventes? ¿Una amalgama de todo? ¿Y los enanos, elfos, gnomos y otras criaturas que pintan? ¿Hay dioses? Y sobre todo, la magia. La magia es lo que lo cambia todo.

Vale, esto puede sonar a auténtica divagación mental y puede parece que pierdo de foco lo importante, la partida en si misma. Pero maldita sea, ya que no juego, voy a intentar poner en orden todas mis ideas y crear algo que pueda servir.

A veces creo que pienso demasiado.....

No hay comentarios:

Publicar un comentario