La taberna apestaba cerveza y ron. Los hombres sudorosos se
agolpaban en las mesas mientras escuchaban el viento y la lluvia repiquetear
fuera.
“¡Cuenta una historia viejo!” – rugió alguien de la multitud
dirigiéndose a un marinero ajado y echo polvo. Una jarra y un vaso de inmundo
ron volaron hasta su mesa.
“¿Cuál queréis perros?”
“La del combate en
Puerto Ahorcado”. Los murmullos de aprobación secundaron la idea.
El hombre aspiró, echó un gargajo y miró desafiante al resto
de marineros.
“Bien, bien….. Todo empezó cuando aquel maldito elfo drow se
acercó a nuestro bien amado puerto de gentes honradas…. No recuerdo su nombre….
Pero si su espada”.
“Se llamaba Kyel, creo recordar”.
“¡Maldita sea!”- bramó el viejo- “¡Se perfectamente cómo se
llamaba! ¡Sólo trato de ponerle un poco de dramatismo al asunto!”.
La carcajada restalló como un trueno en la sala.
“El caso es que aquí en Puerto Ahorcado no se ven muchos
elfos, algunos de paso. Y mucho menos un elfo drow. Esos bastardos son
peligrosos pero escasos. Bien, pues ese Kyel se presentó aquí al lado, en el
viejo barco de combate. Arrogante, con la piel oscura y el pelo blanco, pidió
ver al mejor guerrero de toda la arena de combate. Y vaya si lo vio. Un
gladiador, todo músculo y brazos, se alzó ante él, desafiante…….. El elfo le
cortó la garganta y dejó que se desangrase a la vista de todos. Como un maldito
conejo”.
“Tras aquella hazaña, ese malparido nos contó lo que quería.
Básicamente buscaba a tres tipos. No sé el motivo. Un elfo hechicero, un hombre
que llevaba una maza y decían que estaba loco y un rufián revienta bolsas”.
“¿Esos no eran los caza demonios? ¿Los que acabaron con los
esclavistas”?
“¡Por todos los Antiguos! ¿Y qué si lo eran? Esta es otra
historia!!!!!!”
De nuevo las carcajadas recorrieron el local.
“Bueno. El elfo drow repartió oro y pidió que le informasen.
Para luego acomodarse en el viejo barco y dedicarse a estar en las sombras
bebiendo vino. No sé por qué actuó así. Quizás no quería salir y mezclarse con
nosotros, quizás era un señuelo. El caso es que no se tomó muy en serio su
seguridad.”
“Como era de esperar, esos aventureros aparecieron desde el
sur. Finalmente eran cuatro, pues llevaban a una especie de noble caballero con
ellos. Venían ataviados como si se hubiesen enfrentado a un ejército de elfos y
empezaron a vender armas y objetos de gran calidad. También comentaron algo de
un rebaño de vacas. Las vacas de Kurt, el apestoso.”
“¿Kurt? ¿El pastor que cría esos monstruos de la basura?”
“El mismo. Finalmente se cruzó con los tipos equivocados que
acabaron con sus inmundas mascotas y con su asquerosa vida. Pero no con sus
vacas. Pero eso no tiene importancia”.
“En poco tiempo, esos cuatro aventureros descubrieron que
algo iba mal. Y no tardaron en descubrir la presencia del maldito Drow. Supongo
que esa gente se huele”
“¿Y qué hicieron?’”
“Bueno, fueron a hablar con él. Pero al mismo tiempo le
tendieron una embocada. Le hicieron salir del barco al muelle y allí, con toda
la ventaja del mundo. Le rodearon. Eran cuatro contra uno, completamente
armados y preparados. El drow sólo lleva su espada encima. Pero lo que pasó fue…
muy diferente a lo esperado. Fue… legendario”.
El silencio se podía cortar en la taberna.
“A pesar de estar rodeado, el drow sacó su espada y atacó
como un demonio. Se enzarzó en un combate a muerte con el otro semielfo, que
también llevaba una espada álfica y le cubrió de golpes. Esquivaba los
mandobles del caballero con gracia y casi parte en dos al sacerdote loco de pelo
rubio. Por un momento parecía que iba a deshacerse de ellos como si fuesen
meros aprendices. Pero no fue así”.
“En cuanto el hechicero elfo entró en acción todo cambió.
Invocó a un perro del infierno y su magia revitalizó a sus compañeros.
Especialmente al semielfo que se rehízo y consiguió hacer retroceder a su
rival. Esta vez era el drow el que estaba acorralado….”
“Hasta que repentinamente sus heridas comenzaron a cerrarse.
¡Alguien le estaba ayudando! Entre la multitud surgió una figura siniestra. Ya
sabéis a que me refiero, un tipo vestido de negro, con capa y capucha y un
bastón mágico de los que indican que nada bueno va a pasar. Y así fue.”
“De la nada, aparecieron media docena de criaturas
siniestras: esqueletos armados que se abalanzaron sobre sus enemigos. El perro
del infierno se enfrentó a ellos y el sacerdote loco invocó una fuerza
sobrenatural que los empezó a devolver al infierno. Hechicero, sacerdote y
nigromante se enzarzaron en un duelo épico…. Pero lo mejor estaba por llegar”.
“El combate igualado en magia y fuerzas. ¿Quién podría
romper la situación? Fue la misteriosa magia de los aventureros la que les dio la
ventaja final. Rompieron unas extrañas gemas y en medio de aquel campo de
batalla improvisado donde había demonios, elfos, no-muertos y caballeros en una
danza macabra, aparecieron dos criaturas elementales: de fuego y aire,
invocadas de la nada”.
Un susurro recorrió la sala
“Juro por el barco que no tengo que es verdad maldita sea.” Gruño
el viejo mientras apuraba de un trago su ron. “Y aquello acabó con la pelea. El
drow lanzó una maldición en su idioma al hechicero elfo y se arrojó al mar sorprendiendo
a todos. Trataron de darle caza pero se escabulló como un pez. ¿Quién lo iba a
decir?”
“¿Y el nigromante?”
“Bueno, se puede decir que tuvo una salida por todo lo alto.
Al verse rodeado, su capa se hinchó como si fuesen alas de murciélago. Y se fue
volando!!! Perseguido por esa criatura que parecía un torbellino. Por un
momento se enzarzaron en una lucha sobre los barcos de Puerto Ahorcado…. Hasta que
la criatura perdió su poder y el mago despareció de la vista, tierra adentro”
Lo cuatro aventureros, los cuatros héroes habían vencido
aquella extraña pelea. La mayor pelea que ha
visto este infecto pueblo…
Recostado hacia atrás, el viejo marinero bebió lentamente su
cerveza.
“¿Cómo se llamaban esos hombres?”
Una sonrisa cruzó su cara.
“Sé muy bien sus nombres porque los volví a escuchar en muchas
ocasiones. Eran Kender el saqueador, Ashur el sacerdote loco, Imrahil el
invocador y Lord Enmanuel Van Rick.”
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