Lo llaman Little Tijuana. Un puñado de manzanas en la poca tierra firme que queda en Los Ángeles. La puerta a Fun City, la frontera donde los acomodados, los que disfrutan de un trabajo y una SIM pueden acercarse al mundo de los pobres, de la diversión, el mundo sin límites. Pero jugar con fuego, por mucho que Little Tijuana sea un paraíso de seguridad en el Ensanche, siempre implica la posibilidad de quemarte.
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El detective Alexander enciende un cigarro y observa el bar. Acaba de "montar" un equipo de tres. Profesionales. Demasiado pez para tan poco cebo en su opinión. Pero necesitaba una respuesta rápida a una situación de crisis y parecer que la gente de arriba del PCC y de la Policía quieren que este pececillo, un don nadie llamado Kevin Zimmerman, se convierta en un trofeo mayor. Cosas de Corporaciones supongo. En todo caso espera un trabajo rápido y eficaz, con algunos fiambres y cero preguntas. Así podrá evitar el fuego cruzado en el que ha caído. Mala suerte. De toda la gente de LA, ha tenido que ser un Don Nadie que ha levantado preguntas.
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Fin de turno en el Hotel Old Western Inn. Lucas camina hacia el aparcamiento mientras se afloja la corbata. Podría haber sido un día de mierda pero al final ha conseguido acabar el turno. Por los pelos. Unos estudiantes que se emborrachan más de la cuenta y que desaparecen. Lo normal. Pero no. La policía no quiere saber nada. Y de repente aparece un agente corporativo de Horizon con preguntas y requerimentos. Lucas ha hecho su trabajo y dejo que la elfa se llevase a los chicos, eran de Horizon a fin de cuentas y le ha dicho todo lo que debía. Luego llegaron unos detectives privados. Mejor. Doble check. Así no habrá quejas ni de Horizon ni de la Policía. Fin de turno y que follen a esos payasos.
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Oscar Maggio sonríe mientras observa en tiempo real, a través de su conexión AR, como los detectives se llevan al indio por la puerta de atrás. Ha tenido suerte. Ojos de serpiente, la banca gana. Un chaval desaparece en la noche, otro más. Pero este mueve dinero y gente. Y ha tenido la suerte de que su Casino haya sido el último lugar dónde hay registros. Se rumorea que desde hace un par de meses hay desapariciones semanales de este tipo, payasos que vienen a pasárselo bien y luego se esfuman. Pero este chaval ha traído a Horizon y a unos runners. Y claro, Oscar no es tonto. Tiene un credistick con unos buenos neoyenes que le ha pagado una tal Nërdanel. Y ahora esos investigadores le deben un favor. Ojos de serpiente. Le encanta.
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Nakaii respira trabajosamente. Frente a él, un callejón oscuro en medio de la ciudad más sobrepoblada del mundo. Vacío por supuesto. Tras él los pasos pesados de un enorme policía. Unos míseros neoyens son la causa de su muerte. Síguelos e informa. Lo ha hecho cientos de veces y Nërdanel le ha pagado bien. Pero esta vez le han cazado. Demasiada confianza. Se pone de rodillas. Bueno, es lo que hay.